hipocondria

La preocupación legítima ante la enfermedad y la hipcondria.

Cierto es que estamos ante una situación que a mediados de Marzo de 2020 nos hace repasar si esa tos que acabamos de tener o ese dolor de cabeza se corresponden con los síntomas del COVID-19, el famoso Coronavirus que está provocando el pánico en algunos sectores (con más o menos razón, pero no hemos venido a hablar de eso), y la suspicacia de cualquier vecino cuando estornudamos o tenemos un ataque de tos debido a la alergia.

Por poco que hayamos salido a la calle o porque las circunstancias nos hayan obligado, ahora intentaremos poner más distancia y seguir ciertos parámetros que las autoridades sanitarias no dejan de recomendar.

¿Cuándo la preocupación legítima ante la enfermedad se convierte en hipocondria?

Lo primero que queremos aclarar es que preocuparse por contagiarse de este coronavirus no es más que un acto de preservación y no te convierte automáticamente en hipocondríaco. Estamos ante una situación excepcional. El hipocondríaco se caracteriza porque el coronavirus es solo otra más de sus preocupaciones.

Características de la hipocondría:

Hablamos de este trastorno cuando suceden varios aspectos confluyentes en la persona. No es que acapare gel hidroalcohólico o tenga demasiadas mascarillas en casa. El hipocondríaco ya conoce esas medidas sanitarias por lo general pero su preocupación va más allá. Está convencido de que padece una enfermedad por los síntomas físicos que él mismo experimenta, y anota, y consulta una y varias veces más al médico. El miedo o convicción de padecer la enfermedad nos revela la condición de hipocondría junto a que las exploraciones médicas y las explicaciones de los profesionales de la sanidad no hacen desaparecer esa sensación. Además de esa preocupación persistente se diferencia en que no es un delirio y que suele trascender el aspecto físico (no es una dismorfia corporal). El hecho de estar constantemente preocupado e intentando prevenir contagios, frecuentar gente y llegar a otros extremos como el hecho de experimentar un deterioro social, laboral y en áreas importantes de la vida de la persona, como con la familia o personas allegadas. Además para que se considere tal debe pasar más de 6 meses con este trastorno de forma persistente.

El trastorno de hipocondría se distingue porque no se puede adjudicar a otros como el de Ansiedad Generalizada, angustia, obsesivo-compulsivo, etc., sino que es específico.

Por eso, y antes de creer que tienes hipocondría, quizás solo estás siendo precavido/a con lo que está ocurriendo, además de la influencia que pueden tener los medios de comunicación en nosotros con tanto recuento y medidas especiales.

Así que desde Psicología Activa queremos recomendarte sobre todo que os lavéis mucho las manos, toser y estornudar en el codo, evitar el contacto físico en el exterior y limpiar y desinfectar las superficies de uso.

Es una situación excepcional, pasará, como todo, pero si ves que la preocupación supera lo que es normal en tu situación o tu forma de ver las cosas, en Psicología Activa ¡estamos a tu disposición!