Entradas

La disociación: cuando nuestras voces interiores no concuerdan

Todos tenemos distintos aspectos de la personalidad, a veces son formas en las que compartimentamos nuestra personalidad precisa en varias facetas a las que se les asigna unas características. No siempre, además, se hace de forma consciente. La crianza, la evolución vital y nuestras circunstancias modelan o moldean esas voces o personalidades.

La disociación se produce cuando ante un estímulo, situación o circunstancia que nos produce miedo, rechazo, tensión o impacto emocional de algún tipo, nuestra mente se “desconecta” de lo que sucede a nuestro alrededor y una de esas voces o personalidades, a veces la menos conveniente para el caso, toma el control, con lo que la reacción es absolutamente inadaptativa.

Puede que algo que nos produzca miedo nos paralice, nos haga sentir como cuando teníamos siete años y nos ocurrió algo en el pasado que nos lleva a asociar ese tipo de situaciones. Nuestra mente se desconecta, viaja al pasado, revisa la situación, la revive y nos vuelve a producir daño, ese daño que no hemos tratado, trabajado ni intentado aplacar, solo olvidado y que ha acabado tomando forma en nuestro interior como una serie de conductas inadaptativas ante situaciones determinadas que “disparan” esa disociación, esa voz, ese recuerdo, ese trauma.

Habitualmente la disociación se asimila al trauma, muchas veces no tiene que ser algo grave de por sí, sino algo que nos marcó de cierta forma. No hace falta (que en la mayoría de las ocasiones lo son) que sea una situación de abuso o maltrato físico o emocional, en ocasiones puede ser un trauma doloroso como presenciar una muerte de un ser querido, o que su duelo y entierro nos traumatizara y de mayores no soportamos esas situaciones volviendo a revivirlo, solo por poner un ejemplo.

disociación

Los trastornos disociativos deben tratarse en consulta psicológica ya que produce esa inadaptación que puede acabar lastrando nuestra vida diaria si encontramos demasiados estímulos que disparan esa disociación. Y no solo eso: en muchas ocasiones la disociación puede verse acompañada de lagunas de memoria, anestesia emocional, pesadillas o síntomas psicosomáticos, manifestándose ese malestar en un nivel incluso físico, con dermatitis, molestias gastrointestinales o dolores musculares.

Tratar la disociación no es fácil y ni rápido. Es un proceso por el que se deberán abordar esos problemas, trabajar el estado emocional, reprocesando los recuerdos traumáticos y fortalecer al paciente para la fase de reconexión y reintegración en su personalidad que le permitan, de nuevo, hacer vida sin verse atrapado en esos procesos disociativos que la interrumpían.

Si crees que tienes procesos disociativos no dudes en contactar con profesionales. En Psicología Activa estaremos encantados de hablar contigo, aconsejarte y ofrecerte la terapia más efectiva para tu caso, todo para que tu salud mental vuelva a acompañarte en su plenitud.