hiperventilación y ansidad

Ansiedad e hiperventilación

La hiperventilación y la ansiedad están muy unidos, uno como síntoma físico o precedente a un ataque de ansiedad o pánico.
Al igual que la ansiedad, la hiperventilación puede ser producida por muchos motivos, entre otros, los motivos físicos que se deberán descartar para que no nos induzcan, sin tener por qué, un ataque de pánico, al malinterpretar su aparición.

La hiperventilación puede producirse por factores como:

Haber estado hablando mucho tiempo seguido (porque se desacompasa la respiración con el habla), y eso hace que el equilibrio de oxígeno con el de dióxido de carbono que expelemos cambie, el cuerpo reaccione para meter más oxígeno y empecemos a hiperventilar.

Si no se debe a algún factor:

  • Cardiovascular: como la taquicardia, anguina de pecho, tener frío en las extremidades en condiciones muy adversas.
  • Neurológicos: que pueden deberse a muchos factores y vienen acompañados de mareos, vértigo, entumecimiento, alteraciones de la visión.
  • Respiratorios per se: como dolor torácico, ataques de asma, sensación de asfixia.
  • Gastrointestinales: que son acompañados de dolor al tragar, sensación de atragantamiento, sequedad en boca y garganta, molestias abdominales.
  • Musculares: con temblores, calmabres, rigidez, dolor muscular localizado.

Entonces podremos hablar de que esa hiperventilación, ese momento en el que el cerebro entiende una situación fisiológica dada y trata de equilibrar la entrada y salida de O2/CO2, como perteneciente a un posible ataque de ansiedad.

Como sabemos la ansiedad se puede deber a muchos factores y desencadenantes y, seamos más o menos conscientes de ellos, desde la ansiedad por un factor estresante hasta la fobia social, a través de la hiperventilación podemos saber que el ataque se está desencadenando, y, aunque este factor respiratorio no controla la ansiedad sí nos puede ayudar a calmar y a llevar a mejor puerto la situación de ansiedad, recuperando al menos, un poco de la sensación de control.

¿Cómo?

Lo primero es intentar recordar que la hiperventilación no es ansiedad, es solo un síntoma. Y si hemos descartado los factores anteriores, podemos intentar retomar el control.

Hay algunos ejercicios, pequeños que, al margen de intentar mitigar el objeto o situación de nuestra ansiedad, nos pueden llevar a recuperar el control de nuestra respiración para evitar esa hiperventilación y rebajar la sensación agobiante que nos aporta.

Entre otros, destacamos dos:

Para evitar que los pulmones metan demasiado oxígeno lo cual nos podría producir mareos y empeorar la situación se basa en recuperar su control desde la función automática a la consciente.

Uno de estos ejercicios es controlar la respiración, el ritmo y la emisión frunciendo los labios, como si estuviéramos apagando una vela. Esto reduce el caudal de entrada de oxígeno y nos obliga a regular la salida de dióxido de carbono al tomar ese control sobre una zona de adquisición del O2 en situaciones de pánico como es la boca.

Otro es una estrategia similar basada en cerrar la boca y respirar despacio alternando una fosa nasal y luego la otra. Esto produce una ralentización del ritmo respiratorio para controlar, de nuevo, la cantidad de aire que se toma.

Por último destacar el sistema de la bolsa. La bolsa en sí lo que hace es regular la cantidad de CO2 de nuestra respiración, para llegar a un equilibrio en los pulmones suficiente como para que la hiperventilación desaparezca.

Estos han sido algunos consejos relativos a la hiperventilación y la ansiedad.

Si quieres saber más o te has sentido identificado y quieres preguntar por una supervisión profesional, no dudes en contactarnos.