gestión de las emociones

Gestión de las emociones

La gestión de las emociones es especialmente relevante en el caso de niños y adolescentes, ya que se encuentran en etapas clave de desarrollo emocional y social. En estas etapas, es fundamental brindarles las herramientas necesarias para comprender y manejar sus emociones de manera saludable.

Los niños y adolescentes pueden enfrentar una amplia gama de emociones a lo largo de su crecimiento. Desde la alegría y la ilusión, hasta la tristeza, el enojo o la frustración. Es esencial que aprendan a identificar y expresar adecuadamente estas emociones, para que puedan enfrentar los desafíos y dificultades que puedan encontrar en su vida cotidiana.

Una competencia fundamental en la gestión de las emociones para niños y adolescentes es el desarrollo de la inteligencia emocional. Esto implica la capacidad de reconocer y comprender las propias emociones, así como las de los demás. Al tener una mayor inteligencia emocional, los niños y adolescentes pueden regular sus emociones de manera efectiva, tomar decisiones más conscientes y establecer relaciones más saludables.

Existen diversas estrategias y actividades que pueden promover la gestión de las emociones en niños y adolescentes:

  • Fomentar la comunicación abierta: Es fundamental crear un ambiente seguro y acogedor en el hogar, donde los niños y adolescentes se sientan cómodos expresando sus emociones. Fomentar la comunicación abierta y escuchar activamente a los hijos les ayudará a sentirse comprendidos y apoyados.
  • Enseñar habilidades de autorregulación: Es importante enseñar a los niños y adolescentes técnicas de relajación, respiración consciente y otras estrategias que les ayuden a calmarse cuando se sientan abrumados por emociones intensas.
  • Fomentar la empatía: Animar a los niños y adolescentes a ponerse en el lugar de los demás y comprender cómo se sienten puede promover la empatía y la compasión. Esto les ayudará a desarrollar relaciones más saludables y a resolver conflictos de manera constructiva.
  • Promover la resiliencia emocional: Es fundamental enseñar a los niños y adolescentes a manejar el fracaso, la frustración y las dificultades de manera saludable. Fomentar una mentalidad positiva y enseñarles a aprender de los desafíos les ayudará a desarrollar resiliencia emocional.

gestión de las emociones

En resumen, la gestión de las emociones en niños y adolescentes es esencial para su desarrollo emocional y social. Proporcionarles las herramientas necesarias para comprender y manejar sus emociones les ayudará a enfrentar los desafíos de la vida de manera más saludable y constructiva. Brindarles un entorno de apoyo, enseñarles habilidades de autorregulación, fomentar la empatía y promover la resiliencia emocional son aspectos clave para fomentar una gestión efectiva de las emociones en esta etapa crucial de la vida.

Los problemas de la ira su tratamiento

La ira es una emoción humana y, como tal, no es directamente negativa siempre que se tenga cierto control sobre ella. Es la percepción y reacción a una situación de frustración, amenaza, ofensa u obstáculos que se presentan en nuestra consecución de acciones o deseos, y cuyo resultado es un sentimiento negativo de irritación.

Íntimamente ligada a la ira está la agresión pero no siempre es así. La agresión pretende causar daño mientras que la ira también puede tener un componente esencial de reacción de defensa (enfrentamiento o huida suelen ser las reacciones más habituales). Pero alguien que sienta ira no necesariamente recurre a la agresión.

Se convierte en un problema cuando la gestión no es eficaz, cuando se siente con demasiada intensidad o frecuencia y no siempre se es capaz de saber qué la provoca. La ira tiene además unas consecuencias físicas muy notorias que en los casos en los que no se sabe gestionar bien se prolongan en el tiempo más de lo debido, con profusión de adrenalina, ritmo cardíaco y presión sanguínea lo que, además, no es demasiado conveniente para nuestro cuerpo, llegando a ocasionar cardiopatías, hipertensión o disminución de la eficiencia del sistema inmune.

La conducta amenazante que provoca la ira la mayoría de las veces es muy desasosegante para el entorno y puede tener consecuencias físicas, laborales, sociales y familiares muy marcadas sobre todo en las situaciones en las que no se sabe manejar o no se puede, de forma eficaz.

La ira nunca es una buena herramienta conductual de relación con los demás. Un progenitor muy inclinado a la ira como forma de cumplimiento de sus indicaciones u órdenes con sus hijos provocará efectos sobre ellos, tales como miedo e incluso distanciamiento emocional, a la larga.

Por todos estos factores, la ira puede ser un problema serio que debamos tratar.

¿Cómo se trata con los problemas de ira?

Mediante la asistencia de un profesional de la psicología como en Psicología Activa, se pueden generar pautas para empezar a tratarlo, siendo algunas de ellas:

Saber qué la provoca

Ser conscientes de los efectos que tiene la ira sobre nosotros y los demás.

Establecer un timeout, un momento en el que se realizan respiraciones profundas y detención de los pensamientos.
Este timeout indica además abandonar la situación presente que provoca la ira. Es una estrategia que te hace abandonar esa situación y buscar otra forma de resolverla que no implica la explosión de la ira.

Buscar formas de expresión para que la ira no se acumule.

La ira es un elemento que sin gestionar puede influir mucho en nuestro día a día, arrastrar situaciones, sentimientos y algunos problemas anteriores a nuevas situaciones o a algunas que no tienen nada que ver, como arrastrar esos problemas personales  entornos laborales, afectando a las relaciones que allí se presentan. Por eso debe tratarse profesionalmente para no hacernos perder calidad de vida.

Y, por supuesto, la terapia psicológica para seguir avanzando en el control emocional.

 

Si sientes que tienes problemas de control de la ira y que necesitas ayuda, en Psicología Activa estamos para ayudarte. Contáctanos sin compromiso.

 

Resiliencia psicológica

Imagina que tienes un cojín guardado dentro de una bolsa pequeña, al abrirlo enseguida recupera su forma, ¿verdad? Pues esto mismo ocurre con las personas, a pesar de pasar malos momentos y sufrir a lo largo de sus vidas, vuelven a recuperar su sonrisa y encuentran la fuerza para poder continuar. Eso precisamente es la resiliencia, pero en este Post te contamos todo lo que debes saber sobre ella, si te interesa sigue leyendo Eso precisamente es la resiliencia, pero en este Post te contamos todo lo que debe saber sobre ella, si te interesa sigue leyendo 

 

¿Qué es la resiliencia psicológica?

 

Si nos vamos a cualquier diccionario, la resiliencia se traduce como: “habilidad que tienen los seres humanos para superar adversidades y regresar a nuestro estado habitual.

 

Aunque siendo sinceros, en muchos casos, las personas no solo vuelven a su estado habitual, sino que son capaces de encontrarse mucho mejor, como si el trauma que han vivido les diera aún más fuerzas para desarrollar capacidades que hasta ese momento, ni siquiera ellos mismos esperaban. 

 

Tres características de las personas resilientes:

  • Control: Creen que es lo que ocurre en sus vidas. Tiene cierta influencia personal. Lo que les lleva a que sigan luchando para conseguir buenos resultados siempre y evitar la pasividad.
  • Compromiso: las personas resilientes creen en la importancia de todo aquello que hacen y el valor que todo tiene. Se comprometen con las personas con las cosas y, por supuesto, con su entorno cuando llegan las dificultades. 
  • Reto: Las personas que poseen esta cualidad, ni por asomo creen que todo es fantástico y maravilloso. Ellos aceptan que la vida les va a traer retos y con ello muchos cambios. No piensan que todo sea estable y siempre aceptan el aprendizaje continuo.

resiliencia

 

¿Cómo potenciar la resiliencia?

  • Tus creencias: Es muy importante que le des sentido a lo que te ocurra y que tengas una perspectiva positiva y no exageres los acontecimientos. 
  • Tus relaciones sociales: es importante que no dudes en buscar ayuda y rodearte de las personas que quieres y que sobre todo, tienen una actitud positiva ante la vida. No lo dudes, pide ayuda si lo necesitas.
  • No te marques objetivos muy precisos: es mejor que sean claros realistas y que tengas varias alternativas para lograrlos. 
  • Cree en el cambio: acepta que el cambio es una parte más de la vida, debes adaptarte a las situaciones, y si hace falta, cambiar también tus objetivos.
  • Ten confianza en ti mismo: es importante que conozcas tus puntos fuertes y tus debilidades. Así sabrás cuándo y dónde puedes confiar en ti mismo y actuarás siempre en consecuencia. Aprovecha cualquier momento que tengas para conocerte un poco más.
  • Ten una comunicación clara con tu entorno: es igual de importante saber cómo nos sentimos como ser capaces de expresarlo.
  • Debes ser consciente de que las cosas pueden mejorar en un futuro: Nada es para siempre, ningún momento es estable, por lo que tampoco lo serán las adversidades. 
  • Por último, lo más importante cuídate a ti mismo: hace ejercicio, aliméntate de forma saludable, haz meditación si te gusta, pero sobre todo, rodéate de amigos y familiares que te hagan siempre bien.

 

Y con todo esto, solo queda ponerte manos a la obra, eso sí, despacito las cosas necesitan su tiempo. Si lo necesitas, pide ayuda de un profesional que te ayude a conectar contigo mismo. 

Estrés en las reuniones familiares de Navidad

El periodo navideño es para muchas personas, en ocasiones, una causa de estrés y ansiedad, ya sea por la comida que hay que preparar, los regalos que hay que comprar, los numerosos eventos a los que hay que asistir, tantos planes que hacer… 

Pero, sin duda, para muchas personas la mayor fuente de estrés durante las vacaciones de Navidad es la familia. Las comidas familiares, las obligaciones con los mismos o las numerosas tradiciones que existen.

 

En este post te contaremos todo lo que debes saber y algunos tips para manejar el estrés de las reuniones familiares tan comunes en estas fechas. 

 

¿QUÉ CAUSA EL ESTRÉS DE FAMILIA?

 

Lo más importante para conocer este fenómeno es saber qué es exactamente por qué se produce. Una vez que identifiques el problema, podrás tratarlo diréctamente. Para muchas personas el estrés de familia en las fiestas navideñas está desencadenado por:

enfados navideños

  • RECUERDOS INFELICES: 

Volver a casa de tus familiares durante las vacaciones de Navidad, hace que recuerdes los viejos tiempos, pero puede que en ocasiones, estos recuerdos sean más amargos que dulces. Es posible que pienses más sobre aquello que te faltó, las necesidades que tuviste y por qué no fueron cubiertas, o que asocies tus vacaciones con un mal momento de tu vida, como por ejemplo la pérdida de un ser querido. 

  • FAMILIARES TÓXICOS: 

Puede que te veas obligado a compartir habitación con un familiar que evitas el resto del año. 

  • DARTE CUENTA DE LAS COSAS QUE HAN CAMBIADO Y DE LAS QUE SIGUEN IGUAL: 

En estas fechas puede que empieces a ser consciente de que tu vida ha cambiado: las ausencias en la mesa, un divorcio… puede ser una fuente de estrés. Lo mismo ocurre de manera totalmente inversa, las mismas caras, las mismas bromas, la misma comida… la monotonia también puede añadir estrés en estas fechas. 

 

TIP IMPRESCINDIBLE PARA MANEJAR EL ESTRÉS DE FAMILIA EN FECHAS NAVIDEÑAS:

 

Cuando se trata de relaciones problemáticas, es importante que tengas en cuenta 3 opciones:

 

  1. Mantener el status quo, es decir, no hacer nada diferente y tomar el control de la situación. 
  2. Cambiar a la otra persona, cosa que es bastante complicado. No esperes resolver los problemas familiares de la noche a la mañana, céntrate en concentrarte en tu propio estado de ánimo y en tu auto-cuidado personal para gestionar la situación lo más relajado posible. 
  3. Cambiar la forma en la que miras la situación a la que te enfrentas es la decisión más adecuada para tí. No está en tus manos que la otra persona cambie, por ello ¡saca lo positivo!, se artivo en los posibles conflictos y recuerda lo más importante: Disfruta de las fiestas y las vacaciones que tanto estabas esperando. 
depresión postvacacional

La depresión postvacacional

Llega septiembre y con él, la vuelta de las vacaciones y el regreso a la rutina pero, sobre todo, llega la época en la que más personas sufren depresión postvacacional pero, ¿existe de verdad? ¿qué síntomas presenta? En este post encontrarás respuesta a todas las preguntas que puedas tener acerca de esta enfermedad que cada vez preocupa a más personas.

 

¿QUÉ ES LA DEPRESIÓN POSTVACIONAL?

 No siempre es fácil retomar los hábitos tras un periodo de ocio y descanso como el de las vacaciones de verano. Por eso, cada vez es más común padecer el síndrome de depresión postvacacional.

La depresión postvacacional es un síndrome que se define como el conjunto de síntomas que puede padecer un trabajador al reincorporarse a su puesto de trabajo tras un periodo vacacional. Consiste principalmente en: sensación de cansancio generalizado, dolor muscular y  alteraciones del sueño y el apetito. Suele ir acompañado además por falta de motivación, tristeza e irritabilidad.

Suele durar desde 2 hasta un máximo de 21 días, tiempo que transcurre desde que la persona se incorpora a su puesto de trabajo hasta que se adapta a su nueva rutina. Si el malestar persiste, puede generar trastornos de ansiedad y/o depresión.

 

depresión postvacacional 

 

MOTIVOS QUE INFLUYEN EN SU APARICIÓN:

 Trabajo poco estimulante: Si la persona no se encuentra agusto en su puesto de trabajo, es más probable que éste síndrome aparezca.

  • Malas rutinas durante las vacaciones: Es normal que durante el periodo de descanso comas a deshoras, te acuestes más tarde, te despiertes cuando estés descansado y dejes todas tus obligaciones a un lado. Todo esto está genial, pero si alargas esa rutina hasta el momento de reincorporarte a tu puesto de trabajo, volver a la rutina puede llevarte a un estado de depresión.

 

TIPS PARA COMBATIR EL SÍNDROME POSTVACACIONAL:

 Las personas que noten el malestar o el conjunto de síntomas propios de este síndrome pueden seguir estos consejos para salir de él lo antes posible:

  • Regresar unos días antes al lugar de residencia habitual: Apurar los días de vacaciones hasta el último día puede ser un plan muy atractivo, pero también puede hacer más difícil el regreso al trabajo.
  • Normalizar el horario de manera progresiva: Volver al trabajo implica cumplir un horario. Por ello, es recomendable regularlo unos días antes de volver al trabajo.
  • Regula tu agenda priorizando lo más inmediato y aceptando imprevistos: Saber organizarse de manera correcta es necesario y a la vuelta de vacaciones más que nunca. En caso de no poder finalizar las tareas pendientes porque surjan imprevistos, te recomendamos anotarlas en una lista y realizarlas cuando sea posible Así conseguirás evitar darle vueltas a la cabeza que te harán sentir más agotado y cansado.

Todos estos tips pueden ayudarte a combatir la depresión postvacacional, pero te recomendamos que si los síntomas aumentan o no desaparecen, pidas ayuda a un profesional.

 

 

La disociación: cuando nuestras voces interiores no concuerdan

Todos tenemos distintos aspectos de la personalidad, a veces son formas en las que compartimentamos nuestra personalidad precisa en varias facetas a las que se les asigna unas características. No siempre, además, se hace de forma consciente. La crianza, la evolución vital y nuestras circunstancias modelan o moldean esas voces o personalidades.

La disociación se produce cuando ante un estímulo, situación o circunstancia que nos produce miedo, rechazo, tensión o impacto emocional de algún tipo, nuestra mente se “desconecta” de lo que sucede a nuestro alrededor y una de esas voces o personalidades, a veces la menos conveniente para el caso, toma el control, con lo que la reacción es absolutamente inadaptativa.

Puede que algo que nos produzca miedo nos paralice, nos haga sentir como cuando teníamos siete años y nos ocurrió algo en el pasado que nos lleva a asociar ese tipo de situaciones. Nuestra mente se desconecta, viaja al pasado, revisa la situación, la revive y nos vuelve a producir daño, ese daño que no hemos tratado, trabajado ni intentado aplacar, solo olvidado y que ha acabado tomando forma en nuestro interior como una serie de conductas inadaptativas ante situaciones determinadas que “disparan” esa disociación, esa voz, ese recuerdo, ese trauma.

Habitualmente la disociación se asimila al trauma, muchas veces no tiene que ser algo grave de por sí, sino algo que nos marcó de cierta forma. No hace falta (que en la mayoría de las ocasiones lo son) que sea una situación de abuso o maltrato físico o emocional, en ocasiones puede ser un trauma doloroso como presenciar una muerte de un ser querido, o que su duelo y entierro nos traumatizara y de mayores no soportamos esas situaciones volviendo a revivirlo, solo por poner un ejemplo.

disociación

Los trastornos disociativos deben tratarse en consulta psicológica ya que produce esa inadaptación que puede acabar lastrando nuestra vida diaria si encontramos demasiados estímulos que disparan esa disociación. Y no solo eso: en muchas ocasiones la disociación puede verse acompañada de lagunas de memoria, anestesia emocional, pesadillas o síntomas psicosomáticos, manifestándose ese malestar en un nivel incluso físico, con dermatitis, molestias gastrointestinales o dolores musculares.

Tratar la disociación no es fácil y ni rápido. Es un proceso por el que se deberán abordar esos problemas, trabajar el estado emocional, reprocesando los recuerdos traumáticos y fortalecer al paciente para la fase de reconexión y reintegración en su personalidad que le permitan, de nuevo, hacer vida sin verse atrapado en esos procesos disociativos que la interrumpían.

Si crees que tienes procesos disociativos no dudes en contactar con profesionales. En Psicología Activa estaremos encantados de hablar contigo, aconsejarte y ofrecerte la terapia más efectiva para tu caso, todo para que tu salud mental vuelva a acompañarte en su plenitud.

hiperventilación y ansidad

Ansiedad e hiperventilación

La hiperventilación y la ansiedad están muy unidos, uno como síntoma físico o precedente a un ataque de ansiedad o pánico.
Al igual que la ansiedad, la hiperventilación puede ser producida por muchos motivos, entre otros, los motivos físicos que se deberán descartar para que no nos induzcan, sin tener por qué, un ataque de pánico, al malinterpretar su aparición.

La hiperventilación puede producirse por factores como:

Haber estado hablando mucho tiempo seguido (porque se desacompasa la respiración con el habla), y eso hace que el equilibrio de oxígeno con el de dióxido de carbono que expelemos cambie, el cuerpo reaccione para meter más oxígeno y empecemos a hiperventilar.

Si no se debe a algún factor:

  • Cardiovascular: como la taquicardia, anguina de pecho, tener frío en las extremidades en condiciones muy adversas.
  • Neurológicos: que pueden deberse a muchos factores y vienen acompañados de mareos, vértigo, entumecimiento, alteraciones de la visión.
  • Respiratorios per se: como dolor torácico, ataques de asma, sensación de asfixia.
  • Gastrointestinales: que son acompañados de dolor al tragar, sensación de atragantamiento, sequedad en boca y garganta, molestias abdominales.
  • Musculares: con temblores, calmabres, rigidez, dolor muscular localizado.

Entonces podremos hablar de que esa hiperventilación, ese momento en el que el cerebro entiende una situación fisiológica dada y trata de equilibrar la entrada y salida de O2/CO2, como perteneciente a un posible ataque de ansiedad.

Como sabemos la ansiedad se puede deber a muchos factores y desencadenantes y, seamos más o menos conscientes de ellos, desde la ansiedad por un factor estresante hasta la fobia social, a través de la hiperventilación podemos saber que el ataque se está desencadenando, y, aunque este factor respiratorio no controla la ansiedad sí nos puede ayudar a calmar y a llevar a mejor puerto la situación de ansiedad, recuperando al menos, un poco de la sensación de control.

¿Cómo?

Lo primero es intentar recordar que la hiperventilación no es ansiedad, es solo un síntoma. Y si hemos descartado los factores anteriores, podemos intentar retomar el control.

Hay algunos ejercicios, pequeños que, al margen de intentar mitigar el objeto o situación de nuestra ansiedad, nos pueden llevar a recuperar el control de nuestra respiración para evitar esa hiperventilación y rebajar la sensación agobiante que nos aporta.

Entre otros, destacamos dos:

Para evitar que los pulmones metan demasiado oxígeno lo cual nos podría producir mareos y empeorar la situación se basa en recuperar su control desde la función automática a la consciente.

Uno de estos ejercicios es controlar la respiración, el ritmo y la emisión frunciendo los labios, como si estuviéramos apagando una vela. Esto reduce el caudal de entrada de oxígeno y nos obliga a regular la salida de dióxido de carbono al tomar ese control sobre una zona de adquisición del O2 en situaciones de pánico como es la boca.

Otro es una estrategia similar basada en cerrar la boca y respirar despacio alternando una fosa nasal y luego la otra. Esto produce una ralentización del ritmo respiratorio para controlar, de nuevo, la cantidad de aire que se toma.

Por último destacar el sistema de la bolsa. La bolsa en sí lo que hace es regular la cantidad de CO2 de nuestra respiración, para llegar a un equilibrio en los pulmones suficiente como para que la hiperventilación desaparezca.

Estos han sido algunos consejos relativos a la hiperventilación y la ansiedad.

Si quieres saber más o te has sentido identificado y quieres preguntar por una supervisión profesional, no dudes en contactarnos.

Fobia social, un problema no siempre bien conocido

La fobia social es una afección psicológica no siempre bien conocida, muchas veces confundida con un ataque de pánico, con tener molestias gastrointestinales oportunas, “ponerse de los nervios” en una situación que exige exposición e interacción social… Pero en muchas ocasiones pueden formar parte de un cuadro mucho más amplio, un cuadro que tiene que ver con la fobia social más que con un momento puntual.

Las personas con fobia social son conscientes de que ese tipo de situaciones de alta exposición les sientan mal, tienen un inmenso miedo a la humillación, (a veces esa fobia se ha detonado por situaciones anteriores de este tipo), además de experimentar una fuerte angustia situacional que puede escalar fácilmente, llegando a ser conscientes de lo exagerado de su reacción pero sin poder controlarla.

Este cuadro además no es meramente puntual sino que además suele prolongarse más de seis meses y ese miedo unido a una alta evitación de situaciones que provoquen esa reacción ansiosa, pueden verse acompañados de otros trastornos, desde la dismorfia corporal al trastorno de ansiedad generalizada y casos más graves.

¿Cómo de grave es la fobia social?

Lo más importante de esta fobia es que imposibilita la correcta interrelación de la persona con los demás, con el entorno y con elementos que sean ajenos a su núcleo de confianza y/o confort, ya sea la pareja, amigos, o la familia.

Un trastorno de Fobia Social Generalizada no es algo meramente puntual ya que se diagnostica al haber síntomas siempre que existe la posibilidad de una exposición social por cualquier tema y los síntomas son siempre fuertes y de alta intensidad (quedando fuera del diagnóstico si no temes TODAS las situaciones sociales o actuaciones ante un público).

Además la FSG suele ir acompñada de otras características fácilmente reconocibles como la hiper susceptibilidad a la crítica, la valoración negativa por los demás, temor o mala gestión del rechazo, dificultad para autoafirmarse, baja autostima y sentimientos de inferioridad.

¿Tengo Fobia Social si reúno alguna de esas características?

Lo primero es que debe ser un profesional de la psicología quien lo diagnostique, no por leer un blog vas a poder diagnosticarte tú. Además no, por reunir una o varias de las características no hace que tu caso sea de Fobia Social Generalizada.

Uniendo esto a la situación que estamos viviendo, es normal no querer exponerte a multitudes, a reuniones de personas y creer que puedes haber perdido las capacidades sociales tras tanto tiempo de teletrabajo y confinamiento.

Si tienes problemas para relacionarte, crees que no eres capaz de gestionar esas situaciones o simplemente ves que te cuesta retomarlo, puedes acudir a profesionales de la salud mental

La ansiedad en situaciones que no podemos controlar

Con la llegada de la Semana Santa podemos encontrarnos con situaciones que no vamos a pocer controlar. Entre otras porque las personas van a empezar a salir más de sus casas. Eso, unido a algunas medidas como permitir la entrada de foráneos puede disparar nuestras sensaciones, preocupaciones, y, consiguientemente, la ansiedad que podemos sentir.

Es conveniente en estos casos disponer de un recurso útil como es un gabinete de psicólogos que tengan además disposición de atenderte online como es el caso de Psicología Activa, que, además de tener disponibles unas instalaciones en el centro de Málaga, puede también atenderte vía online.

Es normal sentir que las situaciones están fuera de tu control y que se desestabiliza lo que tienes alrededor, sobre todo en un tiempo como en el que vivimos. Puede que sintamos esa desestabilización y reaccionemos con un mayor aislamiento o que, simplmenete, nos neguemos a salir de casa.

En todo caso, sientas lo que sientas, puedes acudir a un gabinete de psicología en  Málaga online, si lo requieres, para poder lidiar mejor con la situación.

La visita a un psicólogo cuando sientes que hay cosas que no puedes controlar y se desata la ansiedad es normal. No olvidemos que la ansiedad no es algo que se «cura» sino algo que se trata y con lo que se trabaja para poder tener una mejor calidad de vida.

Durante estos tiempos se han dado muchos casos de tipos de ansiedad que se han manifestado por estas situaciones que no se pueden controlar, desde las medidas impuestas a la observación de cómo otras personas no las cumplen de la forma debida pudiendo afectar a la vida de los demás. Y al sentir esto sentimos de nuevo que la ansiedad campa a sus anchas. Por ello nuestro psicólogo de confianza, ya sea de forma online o presencial, nos puede dar una serie de pautas o de medidas que seguir para lidiar con ello.

No lo dudes y si sientes que necesitas ayuda, acude a tu profesional de la salud mental. Piscología Activa está para ayudarte como gabinete de psicología en Málaga.

Puedes contactarnos cuando quieras.